NO CONTIGO
Le hable por primera vez aquella mañana de enero. Ella trabajaba de secretaria de un abogado y yo era un repartidor de correos. El abogado hacia tantos pedidos que sin mentirles, una vez al mes tenia que visitarlo para entregarle todo lo que ordenaba. Entonces pensé, si la voy a estar viendo mensualmente quiero por lo menos, hacer una amistad con ella. Con mucho miedo me anime a hablarle, ella siempre con una sonrisa me seguía la plática hasta que el quinto mes me regalo su número. A veces con la excusa más estúpida le llamaba un día antes solo para decirle que llegaría con un paquete.
Mi felicidad se terminó cuando un año después me despidieron del trabajo. Encontrar un nuevo trabajo no me dolia, pero el hecho de ya no poder verla me angustiaba. Ya no pude despedirme personalmente de ella, ya la había visitado cuando me notificaron de mi despido. Esa misma noche con un nudo en la garganta la llame, no miento al decir que una hora antes, estaba pensando exactamente que decirle. Quería verla, y me negaba a dejarla ir. En la llamada le conté la mala noticia, ella me respondió de una forma tan cálida y hasta me propuso ideas de como seguirnos viendo.
El tiempo pasó y decidí trabajar en el negocio familiar de venta de autos. Las salidas con ella se hicieron más frecuente, hasta el punto que me anime a ir a dejarla a su casa todos los días. 5 meses después estaba lo suficientemente seguro que ella era el amor de vida. Era la mujer con la que quería pasar mis días. Le hice la propuesta de ser novios, ella acepto de inmediato. Me sentía eufórico, quería gritar a los cuatro vientos que la mujer que me gustaba desde hace más de un año, me había dicho que sí.
La presente oficialmente a mi familia y todos encantados con que ella formara parte. Poco a poco se fue involucrando hasta en asuntos muy íntimos. Eramos un equipo y tenía una meta fijada. Quería darle el mundo entero. Ella se lo merecía y no descansaría hasta lograrlo.
Nos casamos dos años después de conocernos. Para ese entonces el negocio familiar había generado ganancias enormes. Todo eso se invirtió en una casa, una hermosa casa para ambos. Mi sueño se estaba haciendo realidad, la mujer que amaba era mi esposa, tenía un trabajo estable y una casa para nosotros dos... y muy pronto seriamos tres.
Aún recuerdo la noche del 6 de septiembre, ella tenía 7 meses de embarazo. La encontré llorando en su habitación. No entendía qué pasaba. Intente abrazarla, demostrarle que estaba ahí para cualquier cosa pero ella se alejaba. Le costó recuperar el aliento pero solo salió de su boca " lo siento"
Sobre su cama pude ver fotografías, ella con otro hombre desconocido para mí. Ahora tenía más dudas que respuestas.
—No te preocupes, nunca te engañe —Me Afirmó.
—Pero antes que llegaras tú, estaba él. Me dolió demasiado cuando se fue. Y creí que estando contigo podría olvidar el vacío que me dejo. Fui una estupida, en estos dos años nunca pude hacerlo.
—Lamento sinceramente todo lo que tuvimos que pasar. Trate de convencerme que algún día iba a despertar y el ya no estaría en mi mente. Trate de enamorarme de ti como tú lo estás de mí. Mi última salida fue nuestra hija, tal vez teniendo a un angelito que era algo nuestro podría encontrar el sentido a mi vida. Pero veo que ni eso lo logró.
Mi alma estaba en el suelo. Tenía todo mi derecho a enojarme con ella pero simplemente no podía, sabía desde que la empecé a conocer a fondo que le habían hecho demasiado daño en su pasado. Pero yo me consideraba el indicado para poderla sacar de eso hoyo en donde se encontraba.
Creo que fue culpa de ambos, ella por no poder sanar su pasado y yo por tratar de mejorar un futuro que no tenía una base firme en cual trabajar.
Esa noche me quedo en claro algo, ella realmente me agradecia todo lo que le di, pero el detalle era que todo eso no lo quería conmigo.
Mi felicidad se terminó cuando un año después me despidieron del trabajo. Encontrar un nuevo trabajo no me dolia, pero el hecho de ya no poder verla me angustiaba. Ya no pude despedirme personalmente de ella, ya la había visitado cuando me notificaron de mi despido. Esa misma noche con un nudo en la garganta la llame, no miento al decir que una hora antes, estaba pensando exactamente que decirle. Quería verla, y me negaba a dejarla ir. En la llamada le conté la mala noticia, ella me respondió de una forma tan cálida y hasta me propuso ideas de como seguirnos viendo.
El tiempo pasó y decidí trabajar en el negocio familiar de venta de autos. Las salidas con ella se hicieron más frecuente, hasta el punto que me anime a ir a dejarla a su casa todos los días. 5 meses después estaba lo suficientemente seguro que ella era el amor de vida. Era la mujer con la que quería pasar mis días. Le hice la propuesta de ser novios, ella acepto de inmediato. Me sentía eufórico, quería gritar a los cuatro vientos que la mujer que me gustaba desde hace más de un año, me había dicho que sí.
La presente oficialmente a mi familia y todos encantados con que ella formara parte. Poco a poco se fue involucrando hasta en asuntos muy íntimos. Eramos un equipo y tenía una meta fijada. Quería darle el mundo entero. Ella se lo merecía y no descansaría hasta lograrlo.
Nos casamos dos años después de conocernos. Para ese entonces el negocio familiar había generado ganancias enormes. Todo eso se invirtió en una casa, una hermosa casa para ambos. Mi sueño se estaba haciendo realidad, la mujer que amaba era mi esposa, tenía un trabajo estable y una casa para nosotros dos... y muy pronto seriamos tres.
Aún recuerdo la noche del 6 de septiembre, ella tenía 7 meses de embarazo. La encontré llorando en su habitación. No entendía qué pasaba. Intente abrazarla, demostrarle que estaba ahí para cualquier cosa pero ella se alejaba. Le costó recuperar el aliento pero solo salió de su boca " lo siento"
Sobre su cama pude ver fotografías, ella con otro hombre desconocido para mí. Ahora tenía más dudas que respuestas.
—No te preocupes, nunca te engañe —Me Afirmó.
—Pero antes que llegaras tú, estaba él. Me dolió demasiado cuando se fue. Y creí que estando contigo podría olvidar el vacío que me dejo. Fui una estupida, en estos dos años nunca pude hacerlo.
—Lamento sinceramente todo lo que tuvimos que pasar. Trate de convencerme que algún día iba a despertar y el ya no estaría en mi mente. Trate de enamorarme de ti como tú lo estás de mí. Mi última salida fue nuestra hija, tal vez teniendo a un angelito que era algo nuestro podría encontrar el sentido a mi vida. Pero veo que ni eso lo logró.
Mi alma estaba en el suelo. Tenía todo mi derecho a enojarme con ella pero simplemente no podía, sabía desde que la empecé a conocer a fondo que le habían hecho demasiado daño en su pasado. Pero yo me consideraba el indicado para poderla sacar de eso hoyo en donde se encontraba.
Creo que fue culpa de ambos, ella por no poder sanar su pasado y yo por tratar de mejorar un futuro que no tenía una base firme en cual trabajar.
Esa noche me quedo en claro algo, ella realmente me agradecia todo lo que le di, pero el detalle era que todo eso no lo quería conmigo.
-Lemon Juice
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