H E R O E
11:30 de la noche y el sonido de llamada me despertó. Adormitado empece a palpar la mesita de noche para encontrar mi celular. No me moleste en revisar quien llamaba, simplemente presione el botón verde y espere a reconocer la voz. Era Gerardo, mi mejor amigo. Se encontraba afuera y quería que le abriera.
Me levante rápido, me lave el rostro y baje al primer nivel para abrirle la puerta. Ahí estaba él, recostado sobre su auto negro. La poca iluminación del poste eléctrico fue suficiente para que observara que estaba golpeado. Lo deje pasar y subimos a mi habitación. El ojo izquierdo morado, el labio con una cortada, sangre seca de ambos orificios nasales y el pómulo derecho hinchado. Agregando que su chaqueta de cuero negra estaba rasgada y sus nudillos rojos.
—¿Que pasó esta vez? —Le pregunté mientras abría el pequeño refrigerador que estaba en mi habitación para sacar una bolsa de hielo en gel.
—Dos hombres habían acorralado a una chica cerca del parque. —Respondió Gerardo mientras se desabotonaba la chaqueta, tratando de hacer el menor movimiento posible para que no le doliera tanto.
—¿Solo dos? La semana pasada también eran dos y pudiste con ellos.
—Habían 3 más escondidos entre las sombras, todos eran del grupito que Enrique maneja. Logré que la chica pudiera correr pero tuve que dejar que me golpearan a mí.
—Debes pensar bien tus tácticas, a ese paso puedes terminar gravemente herido.
—La impulsividad me gana, solo escuche que ella se quejaba y fui corriendo a ayudarla. Por poco y no me pongo la máscara. —Gerardo se saco la mascara enrollada de su bolsillo trasero. Estaba completamente desgarrada.
—No puedo estar tranquilo sí se que en cualquier esquina de esta ciudad alguien esta siendo agredido. —Expresaba mientras se aguantaba el dolor que le producía que le aplicara alcohol en sus heridas.
Trate de hacerlo despacio, era la segunda vez en el mes que tenia que curarlo. Estaba agradecido de haber tomado el curso de primeros auxilios el verano pasado. Ya había terminado con su rostro cuando me percaté que se quejaba cada que movía el pie izquierdo. Puse esa pierna sobre las mías, le quite el tenis, el calcetín y le subí el ruedo del pantalón. Su tobillo estaba hinchado.
Una leve sonrisa se mostró en su rostro —Me doble el tobillo cuando intente subirme al auto.
—Estas muy lastimado, no podrás manejar hasta tu casa así. —Le recalque mientras estiraba mi brazo para tomar una crema de eucalipto, la cual era perfecta para bajar la hinchazón.
—No pienso llegar a dormir a casa, por eso vine aquí contigo. Me iré hasta mañana, a las 4 am porque debo llevar el auto al mecánico, así cuando llegue a mi casa, ya no se notara mucho. Sí llegó ahorita, mi mamá armará un gran escándalo y suficiente tendrá mi padrastro para reafirmar su creencia que estoy en alguna pandilla... —Gerardo se quedó callado, seguía con el hielo en gel en el rostro. Tenía ambos ojos cerrados, sentía que el ardor disminuía si se mantenía así.
—Es una mierda ver como este mundo esta tan podrido. —Exclamó rompiendo el silencio. —He logrado salvar a 25 personas en este mes, pero se que hay muchas más que necesitan ayuda. Me siento mal de no poder ayudar a todos.
—Haces lo que esta en tus posibilidades, miraste a 25 personas en problemas y las ayudaste a todas, lo estas haciendo bien, no puedes exigirte más... no eres Dios para estar en todos lados. —Le respondí mientras terminaba de masajear su tobillo. Bajé con cuidado su pierna y proseguí con sus hombros y espalda.
—Eso es lo que más me molesta. Las personas se creen Dios para hacer a su antojo sus cosas. Creen que están sobre los demás y algo tan importante como una vida, las miran como una basura más. Quisiera ir y prenderle fuego a todos, que me supliquen por sus vidas.
—Todos quisiéramos hacer eso con esas escorias. No me gusta ver las noticias por lo mismo, solo asesinatos, decapitados... es una mierda. —Agregué mientras le ayudaba a quitarse la playera para observar que su espalda estaba roja por los golpes que recibió.
—Presiento que si yo no los mato primero, ellos me mataran a mí.
—Por eso debes tener más cuidado...
—No lo digo solo por eso, los tipos de hoy me quitaron la máscara. Ya vieron mi rostro y Enrique me reconoció. En cualquier momento pueden aparecer y quebrarme el culo.
Ese pequeño nuevo detalle hizo que me reeplanteara la situación. Gerardo siempre había tenido la delicadeza de no mostrar su identidad pero ahora que el jefe de la pandilla lo había reconocido... el futuro era incierto.
Gerardo mostraba un agotamiento total así que terminé rápido con su espalda para apagar la luz y que él pudiera descansar.
Y así como lo dijo, a las 4 a.m. se levantó alegando que ya debía de retirarse. Me levanté junto con él y lo acompañé hasta el portón. A punto de meterse al auto estaba cuando 4 autos polarizados se estacionaron alrededor. Ni más ni menos que el mismísimo Enrique y sus amigos.
—¡Eso no me interesa saber! —Alegó el jefe de policía. —Recibimos una llamada de emergencia reportando una fuerte explosión en tu vivienda y cuando llegaron las autoridades encontramos 12 cuerpos completamente calcinados, a ti en medio de todos sin ningún rasguño y tu amigo Gerardo y su auto no estaban en el lugar.
—Me pidió que contara mi versión de los hechos señor, eso le conté. —Agregué mientras me acomodaba en la fría silla del cuarto donde me tenían detenido.
—No te quieras hacer el listo con nosotros Sebastian, deja de defender a tu amigo y habla a donde huyó, ninguno de los cuerpos pertenece al de él.
—No lo sé, perdí el conocimiento y cuando desperté ustedes ya estaban en la escena obligándome a acompañarlos.
El jefe de policía ya estaba furioso, decidió salir de la habitación un rato. Cuando abrió la puerta pude observar que la noticia estaba en la televisión. Confirmaban la muerte de Enrique y sus secuaces. Un leve silbido conocido hizo que girara mi vista a la ventana lateral que daba con la calle. Ahí se encontraba Gerardo con la mascara negra y la chaqueta remendada. Hizo la señal de guardar silencio, solo era cuestión de segundos para que me sacara de ese lugar.
-Lemon Juice
Hola me gustó mucho la historia que me enviaste.
ResponderEliminarSoy yo perdona perdí mi cuenta de meeff y no sé cómo recontactarte espero que leas mi comentario y podamos volver a ablarnos